El Perú mantiene una activa política de integración comercial con el
mundo ya que, dentro de su estrategia comercial de largo plazo busca
consolidar mercados para los productos peruanos, con el fin de
desarrollar una oferta exportable competitiva que, a su vez, genere más y
mejores empleos. En ese sentido, a través de diversos esquemas de
integración, se ha logrado el acceso a importantes mercados ampliados,
hacia los cuales podrá acceder el inversionista que se establezca en el
país.
La mayoría de los acuerdos comerciales suscritos por Perú incorporan,
además de los temas de acceso a nuevos mercados, otros aspectos
normativos relacionados al comercio, entre ellos el de inversión, que
tiene como fin garantizar un clima estable y previsible para las
inversiones.
Es importante señalar que el Perú es miembro fundador de la
Organización Mundial de Comercio (OMC) y miembro pleno del Foro de
Cooperación Económica Asía Pacifico (APEC), este último conformado por
21 economías. A nivel latinoamericano, el Perú es miembro de la
Comunidad Andina de Naciones (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú) y, en el
marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), el Perú
ha suscrito un Acuerdo de Complementación Económica con el MERCOSUR.
La mejor forma de hacer frente a los cambios
ocasionados por la integración internacional de los mercados de bienes,
servicios y capitales, es ser francos y abiertos hacia ellos. Como se
señala en esta serie de reseñas informativas, la globalización genera
oportunidades, pero también ocasiona riesgos. A la vez que aprovechan
las oportunidades de mayor crecimiento económico y el mejor nivel de
vida que trae consigo una mayor apertura, las autoridades a cargo de
formular políticas –en el ámbito internacional, nacional y local–
también enfrentan el desafío de mitigar los riesgos para los pobres,
vulnerables y marginados, y de aumentar la igualdad y la inclusión.
Aun cuando la pobreza disminuye en sentido general, pueden aparecer
aumentos regionales o sectoriales sobre los cuales la sociedad tiene que
actuar. Durante todo el siglo pasado, las fuerzas de la globalización
desempeñaron su función entre aquellas que contribuyeron al enorme
mejoramiento del bienestar humano, lo que incluye haber sacado de la
pobreza a millones de personas. En su avance, estas fuerzas tienen la
posibilidad de continuar proporcionando grandes beneficios a los pobres,
pero el éxito seguirá dependiendo fundamentalmente de factores como la
calidad de las políticas macroeconómicas generales, el funcionamiento de
las instituciones –tanto en su carácter formal como informal– la actual
estructura de activos, y los recursos disponibles, entre otros muchos
factores. Para poder lograr aproximaciones justas y factibles a estas
necesidades reales muy humanas, los gobiernos deben escuchar la voz de
todos los ciudadanos.
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